La crisis económica que se vive en el estado y la emergencia sanitaria por el Covid-19, trajeron como consecuencia que la venta de la tortilla en la entidad cayera hasta en un 50 por ciento en las últimas semanas, y abre la posibilidad de cierres masivos de negocios ante la falta de ingresos, advirtió José Ramón Salazar Ballinas, presidente de los industriales de la Masa y la Tortilla “Somos Chiapas”.
Entrevistado sobre el tema, explicó que las expectativas son malas, ya que existe sobreoferta del alimento básico y en los siguientes meses los precios del producto se pueden abaratar, con la única finalidad de que los establecimientos puedan sobrevivir.
Aunque al inicio de la pandemia un porcentaje importante bajó las cortinas, en la actualidad la mayoría de estos negocios están operando sin importar que restaurantes, fondas, taquerías o cocinas económicas estén cerrados, espacios que son los principales consumidores; el sustento ahora se basa en lo que reparten en los hogares.
Sobre los apoyos gubernamentales, dijo, es difícil que accedan debido a que la mayoría de esos negocios no están regulados o sus trabajadores no están en el seguro social, “prácticamente nadie va a recibir apoyo en el sector”.
En el caso de la agrupación “Somos Chiapas”, son mil 870 negocios los afiliados en casi 80 municipios del estado; las tortillerías que están en la asociación, comentó, cumplen con las normas establecidas de todas las secretarías, aunque la mayoría enfrenta un problema económico y ello complica dar seguridad social al personal.
Otro de los problemas que ha generado la pandemia, es el abasto de combustible y harina; hacia la zona de Tumbalá y comunidades de Tonalá, a las unidades no se les permitió el ingreso y ello afecta la producción de la tortilla.
Sobre la desaparición de los negocios, reconoció que hasta el momento no hay números ni porcentaje con precisión, sin embargo, varios de sus compañeros sí cerraron de forma temporal y otro grupo labora, sólo para cubrir los gastos fijos, “si te digo si de esto estamos viviendo ahorita, te puedo decir que no”.
Salazar Ballinas remarcó que los pequeños comerciantes antes de pensar en apoyos del gobierno, deben reunirse para buscar las opciones que tengan para salir adelante, debido a que los empresarios se han convertido en cifras para las autoridades.
Las empresas formales que están en la organización, calculó, generan beneficios para unas 50 mil familias, es decir, emplean a unas 25 mil personas. En cambio, consideró, la pandemia debe preocupar a las autoridades no sólo por que los negocios se vayan a la informalidad, sino que también se puede disparar la inseguridad, debido a que la población buscará la forma (aunque sea ilegal) de generar ingresos económicos.
Añadió que no es para extrañarse que después de que pase la pandemia, los empresarios o pequeños comerciantes (de todos los giros) muestren ofertas para no “morir” en el camino pero, también, debe existir un compromiso de los mismos ciudadanos para consumir los productos de empresas locales, debido a que es la única forma de reactivar la economía.