Juan Carlos Cal y Mayor
Finalmente se hizo el anuncio de los partidos políticos PRI-PAN-PRD para suscribir una gran alianza electoral con el fin de enfrentar el proceso electoral venidero. Estuvieron presentes organismos de la sociedad civil y empresariales de entre los que destacan la figura del empresario Claudio X. González de Mexicanos contra la Corrupción e impunidad y Gustavo de Hoyos expresidente de la Coparmex.
El objetivo es una alianza parcial en 150 de los 300 distritos electorales con miras a lograr una mayoría legislativa en el Congreso para generar los contrapesos contra el poder abusivo por el que han destruido la autonomía de los organismos constitucionales sometiéndolas a la voluntad omnímoda del presidente, además del ataque al federalismo que ha puesto en jaque a los estados gobernados por la oposición, reduciéndoles el presupuesto y acaparándolo en la más absoluta opacidad a voluntad del presidente.
Ahora mismo, estamos viendo como se monopoliza la compra de la vacuna contra el Covid, sin que los estados puedan disponer o comprarlas por su cuenta aun teniendo el presupuesto para hacerlo. De igual manera la intentona de meterle la mano a Banxico, el único organismo junto el INEGI aun independientes y de los cuales se quieren apoderar. No se trata de revivir el viejo presidencialismo sino peor aún de volver al México de los caudillos.
Dos han sido suficientes para evaluar el pésimo desempeño del gobierno obradorista basado en la impericia, la improvisación, la mentira y las ocurrencias. El país se vino en picada. La inseguridad se disparó a pesar del disque remedio de repartir a diestra y siniestra en dinero en becas para los jóvenes y la creación de una fallida Guardia Nacional por la cual desaparecieron a la Policía Federal sin que hasta a la fecha se hayan asumido plenamente sus funciones.
La militarización del país se ha dado a pasos agigantados y representa la instalación de un régimen donde las funciones del ejercito se multiplican en todas las áreas y responsabilidades del gobierno. Son señales ominosas que nos llevan a pensar en un régimen sostenido por la bota militar que atenta contra la democracia constitucional.
Lo peor de todo ha sido el mal manejo de la economía que ha generado un enorme desempleo sumado a los efectos de la pandemia cuya gestión ha sido un fracaso absoluto. No es un tema de percepciones sino de datos duros, esos que no le gustan al presidente, que gobierna al país como si fuera el capataz de un rancho.
Esa y no otra es la razón de una gran alianza entre antiguos rivales opuestos entre si ideológicamente y a los que el nuevo régimen quiere desaparecer para refundar un partido de estado con poderes metaconstitucionales. Es un tema de supervivencia, no solo de los partidos de oposición, sino de la pluralidad política del país.
En América Latina, al menos 16 países tienen instituida la segunda vuelta electoral que sería un método idóneo para que sean los propios electores los que en una segunda opción puedan segregar y apuntalar la voluntad de la mayoría. Mientras no exista ese mecanismo las alianzas serán una alternativa. Nadie esta pensando en fusionar el agua y el aceite. El reto es no caer en el juego, de un gobierno que imponga su santa voluntad como primera mayoría, pero sin la legitimidad suficiente para gobernar.